Para bajar de peso, hay que empezar por vigilar lo que pones en la cesta. Si vas de compras todos los días o una vez por semana, es preferible ir a tus tiendas habituales después de comer. Es una idea simple que hará que no sientas hambre delante de un estante de productos poco recomendables cuando decidimos controlar el peso. De este modo, puedes evitar ceder ante las secciones de tentadores productos grasos y azucarados. Lo ideal es intentar cronometrar el tiempo para no eternizarse en la tienda. Ve directamente al grano, revisa tu lista, si la tienes (es preferible), y evita elegir productos que no estén en la lista. Si tienes una amplia elección de productos más o menos idénticos, puede ser prudente comprobar la etiqueta para asegurarte de elegir el menos graso o menos dulce. Cuidado al llegar a la caja, hay que resistir a las últimas tentaciones dulces que suelen estar destacadas en los supermercados.
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